En Estados Unidos, los que no se quieren vacunar ni llevar cubrebocas recurren hasta a alguna de sus "Enmiendas" constitucionales para reclamar su derecho individual a no hacerlo y en algunos países europeos hay autoridades que de manera radical, han decretado leyes para no dar empleo, ni autorización a entrar a bares, iglesias y menos a estar frente a grupo si son maestros. Claro que el problema es muy complejo, porque aquí en México obedecen las leyes quien quiere. Pero de que nadie se puede escapar es que, quien se niega a vacunarse corre el mayor riesgo de morir de Covid, sin que signifique que los que ya estamos vacunados estemos a salvo al 100%, debido a que todas las vacunas tienen un porcentaje, más o menos, que no nos protege. Pero potencialmente se sabe, que tienen más posibilidades de morir de Covid, son los no vacunados.

Aquí en México no pocas famosas y famosos de radio y televisión, que originalmente rechazaban vacunarse y colocarse el cubrebocas, hasta que estuvieron al bordo de la muerte por la pandemia, los que lograron sobrevivir, desesperadamente han pedido a sus seres queridos que se vacunen y hubo un caso de una dama enferma de Covid, que antes de morir, suplicó desesperada a los médicos que la perdonaran pero que vacunaran a sus hijos.
Otro caso patético sucedió en California, donde una maestra que se negó a vacunarse, al presentarse a trabajar ya contagiada, contagió al 80% de sus alumnos de las dos primeras filas y al 50% de los demás. igual suerte corrieron sus familiares con quienes vivía. ¿Acaso eso no es hasta antiético y hasta inhumanos, exponer a los alumnos y familiares al ponerlos en alto riesgo? Obviamente lo ideal es que se cierren las escuelas indefinidamente, ¿pero se ha calculado también el daño que están haciendo a los alumnos de todos los niveles educativos por no continuar sus estudios con garantía de un buen nivel de aprendizajes mediante las clases presenciales? Es loable que se hayan puesto en marcha las clases virtuales y ahora valdría probar las híbridas, pero en las actuales condiciones de pobreza de más del 76% de la población, es obvio que miles de alumnos no tienen los recursos para comprarse una Lap Top, Taleta, o un buen celular y menos para contratar el servicio de Internet de calidad en condiciones de mal servicio de la luz eléctrico o en muchos pueblos pequeños ni siquiera hay ese servicio.

Quienes somos. maestros formados para las clases presenciales nos costó mucho esfuerzo tener que habilitarnos a pasos acelerados para el manejo de las plataformas digitales pero con el apoyo de compañeros de trabajo o familiares lo logramos, pero muchos alumnos en sus comunidades no saben ni el manejo de una computadora y menos el uso del Internet para mandar sus tareas, e investigaciones básicas.

En conclusión, miles de alumnos llevan perdidos dos años de su vida que no recuperarán. No cabe referirme a la simulación de los alumnos en "Aprende en clase" o en Meet o Zoom u otra, mientras supuestamente están en clase están chateando o perdiendo su tiempo en cualquier otro distractor. Y quienes apagan su cámara, lo he constatado con mis alumnos que la apagan para irse incluso al gimnasio, al mercado o a jugar en el patio de su casa, hasta que está por terminar la clase. A eso le llamó simulación y hasta un fraude educativo, que como maestros a todos nos debe preocupar. Pero que nadie se equivoque, no estoy planteando el retorno a clases presenciales cuando los riesgos de contagio estén elevados, sino que en conjunto todos los involucrados pongamos en marcha medidas remediales tanto en lo referente a cuidar la salud y la vida como son los retos, pero como educadores tenemos que hacer algo al respecto. Y esto lo digo no por mi simpatía con la 4T como se asegura por algunos, que la tengo ,sino por mi sentido ético como maestro. que ese septiembre está cumpliendo 50 años de servicios a la educación y sin esperar ningún reconocimiento de autoridad alguna Lo peor sería que ahora haya quienes ya se hayan acostumbrado a una vida de encierro y de ocio que se la quieran seguir así indefinidamente, sin pensar en el retorno a clases presenciales y hasta recurran a la amenaza y el motín, para que nadie los toque aunque ya los riesgo sean menores y no se preocupen de que el salario que recibimos no sale del bolsillo de los funcionarios en turno sino de los que paga el pueblo vía los impuestos, por lo que merece nuestro respeto. Dr. Arturo Miranda Ramírez